Tanto cuando empezamos a invertir en los mercados financieros, como cuando ya llevamos un tiempo haciéndolo, tendremos varias opciones de inversión distribuidas en los distintos instrumentos financieros que nos ofrezca el mercado, sin embargo, siempre deberemos crear nuestra cartera y gestionarla de forma eficiente (o delegar esta tarea en un asesor financiero).
Es por este motivo que deberemos crear la cartera que mejor se adapte a nosotros, para esto deberemos tener claras varias cosas:
- Nuestro perfil de riesgo
- Nuestras expectativas de rentabilidad
- El horizonte temporal de nuestra inversión
Perfil de riesgo
Siempre que leemos la palabra riesgo, la asociamos a algo negativo, sin embargo en los mercados financieros no lo es. El riesgo puede ser considerado como «oportunidad» por aquellas personas a las que les guste mucho entrar y salir del mercado, dependiendo de como evolucione el precio de una acción, o como algo negativo si somos personas a las que no nos gusta ver fluctuar el precio de nuestras inversiones.
Por lo tanto a la hora de crear nuestra cartera y gestionarla, deberemos conocer cual es nuestro perfil de riesgo, es decir «¿Cuánto estamos dispuestos a perder?». Es cierto que a la hora de comprar los distintos activos que compongan nuestra cartera, podremos reducir el riesgo poniendo «stops» y con una buena diversificación de los instrumentos financieros que adquiramos.
Rentabilidad esperada
A la hora de comprar activos, deberemos tener en cuenta que algunos serán más rentables que otros. Por ejemplo un bono del Estado será menos rentable que una acción (o al menos debería serlo), sin embargo, este mayor rendimiento de inversión viene acompañado de un mayor riesgo.
Es por este motivo, que deberemos adecuar nuestra cartera o bien para tener el menor riesgo posible, o para tener la mayor rentabilidad que nos ofrezca el mercado. Para esto, deberemos realizar un buen análisis a lo largo del tiempo, y ver que rentabilidad ha obtenido en el pasado. Pero, debemos tener claro que rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros. Esto significa que si por ejemplo la empresa ABC en los últimos 4 años ha obtenido una rentabilidad del 55%, esto no nos garantiza que vaya a tener esa misma rentabilidad durante los próximos 4 años.
Horizonte temporal
A la hora de comprar un activo, ya sea RF, RV, inversiones inmobiliarias o cualquier tipo de activo, debemos tener claro que cuanto mayor sea el horizonte temporal de nuestra inversión, menor será el riesgo que asumamos con dicha inversión. Debemos recalcar de nuevo que, el hecho de comprar una acción y mantenerla durante 20 años no nos garantiza una rentabilidad positiva.
Pongamos el ejemplo de la compañía ABC de nuevo, que ha subido un 55% en 4 años, pero que unos días podía subir un 10% y otros bajar un 7%. Se trata de una compañía que pese a tener una rentabilidad muy buena, ha tenido también mucho riesgo, pero el factor tiempo la ha hecho menos arriesgada.
Supongamos ahora el ejemplo de la compañía XYZ, que en los últimos 20 años ha pasado de valer 100€/acción a valer hoy 10€/acción, sin embargo, sus movimientos eran de un 2% de bajada un día y un 1,5% de subida otro día. El riesgo de esta compañía ha sido más bajo que el de la compañía ABC, aunque haya obtenido también una rentabilidad menor.
Por eso, deberemos comprar activos teniendo en mente cuándo los venderemos y de qué forma. Podremos comprar activos para mantenerlos en nuestra cartera para toda la vida, o podremos comprarlos con la finalidad de cerrar la posición solo una semana después.
Teniendo estas tres características en mente, podremos crear la cartera de activos que mejor se adapte a nosotros y nuestra estrategia, con la cual estemos cómodos. Las dos variables más importantes de las tres que hemos mencionado son el riesgo y la rentabilidad, puesto que son dependientes la una de la otra, y las dos lo son del tiempo. Sin embargo a la hora de crear nuestra cartera no podremos hacer nada para cambiar la forma en que fluye el tiempo, por lo que solo podremos adaptarlo a nuestras estrategias de inversión, pero centrándonos en disminuir el riesgo todo lo posible o maximizar la rentabilidad.
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