A la hora de invertir, realmente no habrá una inversión mejor que otra. Lo que si habrá son inversiones que se adapten mejor a nosotros y nuestras necesidades. De esta manera, debemos aprender a saber identificar cuales son esos activos más idóneos para nosotros.
Cuestiones clave
Por lo tanto, y a la hora de invertir, deberemos tener claras varias cosas:
- ¿Cuanto riesgo estamos dispuestos a soportar?
- ¿Cuánta rentabilidad debe darnos, como mínimo, nuestra inversión?
- ¿Durante cuánto tiempo vamos a tener el activo en nuestra posesión?
- ¿De qué forma vamos a deshacer nuestra posición cuando llegue el momento?
Riesgo de la inversión
Antes de explicar nada, dejaremos claro que el riesgo, aunque está asociado a algo negativo, no siempre lo es. De esta manera, el riesgo se conoce cuando se habla de inversiones de la volatilidad del activo que compramos.
Ahora bien, dentro de toda inversión, sea cual sea, vamos a encontrar riesgo. Lo que no sabemos es cuánto riesgo albergará nuestra inversión. En bolsa, riesgo es la probabilidad de que el precio de un activo suba o baje. El ejemplo más claro que se me ocurre es comprar acciones de una compañía que necesita una fuerte reestructuración de la deuda y que esté próxima a la bancarrota. Las posibilidades de una gran revalorización del activo son enormes si la reestructuración sale bien; pero también podríamos perder todo nuestro capital.
Sin embargo en inversiones inmobiliarias, o en negocios es algo que también sucede. El riesgo de okupas, o que construyan un centro comercial al lado es algo que hará que el valor de nuestra inversión varíe. En el caso de los negocios, más de lo mismo, podemos no facturar ni un euro, o vender nuestro negocio por millones a los 6 meses de haberlo iniciado.
Es por este motivo, que a la hora de analizar nuestras inversiones, deberemos fijarnos el nivel de riesgo que estaremos dispuestos a asumir, pues este será el nivel máximo de perdida que soportaremos con nuestra inversión.
Rentabilidad de la inversión
Igual que pasa con el riesgo sucede con la rentabilidad, y es que toda inversión tiene una rentabilidad, aunque esta sea 0 o incluso negativa. La rentabilidad no es otra cosa que los flujos de caja producidos por una inversión, divididos por el total de nuestro capital invertido.
De esta forma si hubiéramos invertido 1.000€ en un activo, y perdiéramos 100€ todos los años con dicho activo, nuestra rentabilidad anual sería de -10%.
Parece obvio pensar que siempre buscaremos las inversiones con la rentabilidad más altas, y huiremos de aquellas que tengan rendimientos negativos. Sin embargo, podemos comprar activos que actualmente tienen rentabilidades negativas o muy bajas, y modificarlos para que su rendimiento mejore.
Un ejemplo de esto es comprar un piso que está viejo, y renovarlo, de forma que si antes producía 600€ en concepto de alquiler, ahora nos devuelva 900€, habiendo mejorado de esta forma la rentabilidad de nuestra inversión.
Duración de la inversión
A la hora de invertir, es importante fijarnos el tiempo que vamos a mantener nuestro activo. El motivo de esto es que una inversión puede durar para toda la vida, como podría ser el caso de una vivienda alquilada, o unos minutos, en el caso de acciones compradas para hacer trading.
Es por este motivo que deberemos buscar inversiones que se ajusten al periodo temporal que tenemos en mente. Si queremos acumular activos, es lógico pensar que nuestro horizonte temporal para la inversión será «para toda la vida». Por otro lado, si lo que queremos es obtener gran rentabilidad y a corto plazo, basada en una alta frecuencia de operaciones, nos decantaremos más por el trading y el «house flipping», obteniendo así altas rentabilidades en una única operación.
Cierre de la posición de la inversión
A la hora de invertir, lo más importante es planificar, antes incluso de adquirir el activo, de qué forma nos desharemos de él si las cosas no van tan bien como pensábamos con dicho activo.
Esto es algo que sucede, y no es ningún secreto. La mayoría de las veces, por no decir el 100%, las cosas no suceden tan bien como habíamos pensado. Es por eso que debemos planificar un plan de «salida». Es decir, debemos pensar de qué forma eliminaremos ese activo de nuestra cartera.
Para ello es muy importante tener en cuenta la liquidez del activo, ya que por ejemplo, un piso será mucho más difícil de vender que unas acciones. También será mucho más caro de vender que las acciones (por los impuestos y gastos administrativos que conlleva), entonces, este factor será muy importante tenerlo en cuenta.
¿Cómo seleccionar activos?
Habiendo hecho una lista de las cosas en las que debemos pensar a la hora de invertir, deberemos conocernos a nosotros mismos, saber qué esperamos de nuestras inversiones y cuáles son nuestros objetivos con respecto a dichas inversiones.
Es por ello que, deberemos comprar los activos, o bien buscando una rentabilidad fija, y disminuyendo el riesgo al máximo, o buscar un nivel de riesgo fijo, y aumentar la rentabilidad que queremos al máximo. Espero que eso quede claro.
Después, deberíamos pensar también cuanto tiempo queremos mantener nuestra operación. Si queremos que dicha inversión nos dé una rentabilidad para siempre, no nos importará la liquidez que tenga el activo, porque nuestro objetivo no será la frecuencia de operaciones sino la calidad de las mismas. Por otro lado, si buscamos rentabilidad en el corto plazo, sería ilógico comprar un activo poco líquido, ya que es bastante improbable poder comprar un piso un día por la mañana y esa misma tarde venderlo.