El libro negro del emprendedor

Este libro de Fernando Trías de Bes no es el típico libro que te cuenta los secretos de emprender, o que te da los consejos exactos para ser un buen emprendedor, sino todo lo contrario. El autor narra desde su propia experiencia, o de personas cercanas, aquellas cosas que deberemos evitar si queremos incrementar nuestras posibilidades de tener éxito a la hora de crear una nueva empresa.

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Para lograr esto, divide el libro en 14 “factores clave de fracaso” (FCF) en los cuales analiza de forma detallada la forma en que dichos FPF afectan a la evolución de nuestra nueva aventura. Dichos FCF son:

  • Emprender con un motivo, pero sin una motivación”. Esto quiere decirnos que muchas personas creen que por tener una buena idea, ya se encuentran con la posibilidad de emprender, y es verdad, pero que sea posible hacerlo no implica que vaya a salir bien. Es por este motivo que lo realmente importante aquí es la motivación e ilusión que realmente se tengan por emprender.
  • No tener carácter de emprendedor”. Puede ser que cumplamos la primera condición, y que tengamos mucha ilusión por llevar a cabo un nuevo proyecto, pero de nuevo, la ilusión no implica que seamos la persona idónea para emprender. Es por este motivo que el emprendedor deberá sentirse cómodo en situaciones de estrés e incertidumbre, ya que será su nuevo estilo de vida. En definitiva, es algo que se sabe antes siquiera de emprender.
  • No ser luchador”. Parece obvio, pero muchas personas fracasan por la falta de espíritu luchador, y se hace notar cuando los primeros resultados obtenidos no coinciden con los resultados que habíamos previsto. De hecho, esta cualidad personal, a diferencia de las dos anteriores, sí se puede entrenar, e incluso podría suplir la falta de carácter emprendedor. Lo que sí está claro es que sin motivación, no habrá espíritu de superación.

Hasta aquí, hemos visto las características que tienen que ver con la propia persona que emprende, las cualidades que nosotros mismos controlamos, o sabemos a ciencia cierta que está o no, porque se trata de nosotros mismos.

  • “Contar con socios cuando en realidad puede prescindir de ellos”. La gente suele asociarse con otras personas por miedo, o por conseguir unos recursos a corto plazo, sin tener en cuenta que a largo plazo el coste de dichos recursos será mayor de lo que en un principio nos dieron. De esta manera, emprender solos será una mejor decisión salvo que el socio nos aporte cosas que bajo ningún concepto podríamos conseguir nosotros solos, ya que nos dará mayor libertad, autonomía y velocidad a la hora de tomar decisiones, siendo esta una de las cosas más importantes en el mundo de la empresa.
  • Escoger socios sin definir criterios de elección relevantes”. A la hora de emprender con un socio, es fundamental saber de antemano qué cualidades deberá tener la persona con la que te asocies ya que es mejor estar solo que mal acompañado. De esta forma, nuestro socio debe cumplir 3 características básicas:
    • Honradez y valores alineados con los nuestros.
    • Que sus características y conocimientos complementen los nuestros, que el socio aporte valor.
    • Conocer la finalidad que persigue nuestro socio, para saber si está alineada con la nuestra.
  • Ir a partes iguales cuando no todo el mundo aporta lo mismo”. Muchas veces al crear una nueva empresa, los socios tienen la tendencia a ir a partes iguales, y esto no tiene porqué ser siempre así. De esta manera, a la hora de constituir la nueva empresa, todo lo que aporten los socios deberá ser valorado de forma justa, y dicha valoración será reflejada en el reparto de acciones justo. Además de repartir las proporciones de la empresa justamente, debería dejarse claro antes siquiera de empezar, la forma en que las cosas se repartirán cuando la actividad cese, es decir, en caso de disolución de la empresa (o de que uno de los miembros quiera irse), deberá haber quedado clara la forma de repartir lo que haya (o de compra de las acciones) para que en el futuro no haya problemas.
  • Falta de confianza y comunicación con los socios”. Otra de las principales causas de fracaso a la hora de emprender es la falta de comunicación. Lo normal es que, según van pasando los años, los intereses de los socios no sean los mismos, el enfoque que se quiera dar al negocio no sea igual para todos los socios o no todo el mundo esté de acuerdo con la manera de dirigir la empresa. Es por este motivo que la confianza y la libertad para hablar de cualquier cosa entre los socios debe ser máxima.

En los 4 puntos anteriores nos hemos centrado ahora en la gente que nos va a acompañar en nuestro nuevo proyecto, y las condiciones mínimas que deberían cumplirse para que no sea todo una catástrofe total. Esto es debido a que con nuestros socios pasaremos gran parte de nuestro tiempo en el momento en que decidamos formar una nueva empresa con ellos, por lo que deberán tener unas “cualidades mínimas”.

  • Pensar que de la idea depende el éxito”. En este sentido, la idea no es lo más importante, sino la forma de la idea. Por este motivo, algo que en un país triunfa, en otro podría llegar a ser un fracaso increíble. Por este motivo, lo más importante a la hora de emprender, es la ejecución de la idea de la que nace nuestro proyecto. Por lo tanto, podríamos considerar esto de otra forma. Deberemos centrarnos más en por qué nos van a comprar los clientes, y no tanto en qué vamos a vender como suele ser habitual.
  • Adentrarse en sectores que no gustan o se desconocen”. Una empresa enfocada a algo que no nos guste está orientada a fracasar, independientemente de la idea que esté detrás del proyecto. Es por este motivo que tenemos que invertir en sectores que nos gusten o que ya conozcamos, y en caso de no conocerlos, invertir el tiempo necesario para entrar en ellos y rodearnos de gente que ya está dentro del sector, de mentores.
  • Escoger sectores de actividad poco atractivos”. Invertir en un sector en crisis es una idea nefasta. Incluso para el mejor emprendedor. Es por este motivo que deberemos buscar sectores que estén en auge, ya que esta será nuestra mejor fuente de liquidez, el gran alcance de ventas que tendremos.

Hasta este momento, nos hemos centrado primero en nosotros mismos, después en la gente que nos va a rodear y por consiguiente que va a influir en nosotros, y finalmente en la idea sobre la cual emprendemos y el sector que elegimos. En la siguiente parte del libro nos vamos a centrar en el entorno que rodeará al emprendedor en el momento que decida tomar este camino.

  • Hacer depender el negocio de las necesidades familiares y las ambiciones materiales”. No se debe vivir a costa de nuestra nueva empresa, con esto quiero decir que deberemos diversificar ingresos hasta que la nueva empresa pueda generar lo suficiente para que podamos vivir de ella. De igual manera, cuando esto ocurra, no debemos darnos todos los lujos del mundo, sino que deberemos dejar un margen de maniobra a la empresa, por si llegase alguna situación inesperada, poder reaccionar satisfactoriamente.
  • Emprender sin asumir el impacto que tendrá en nuestro equilibrio vital”. Con esto queremos decir que a la hora de emprender, no habrá hueco en nuestra cabeza para otra cosa que sea distinta de la empresa. Mucha gente emprende para tener más tiempo, y poder conciliar la vida personal y la laboral, y lo que en realidad sucede es que todos los problemas de nuestra nueva empresa van a inundar nuestra vida personal, privándonos de ella.

La última parte del libro va destinada al crecimiento de nuestra nueva empresa, a la forma de ejecutar nuestra idea.

  • Crear modelos de negocio que no dan beneficios rápidamente y de modo sostenible”. Más que encontrar una genial idea de negocio pero no estar seguros de saber llevarla a cabo, deberemos buscar aquella idea que sepamos llevar a cabo de manera que nos dé rápidamente un flujo de efectivo, y que éste sea sostenible en el tiempo.
  • Ser emprendedor y no empresario, y no retirarse a tiempo”. El último error que debemos evitar cometer es saber cuándo es hora de parar. El emprendedor crea, el empresario hace crecer, de esta manera, una vez alcanzado cierto tamaño deberemos dejar nuestra empresa a alguien más capacitado que nosotros para que siga haciéndola crecer y de esta manera que dé más beneficios. Podremos vender nuestra empresa, o delegarla, si es que no tenemos espíritu de empresario.

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